Ciberseguridad: el candado del siglo XXI
No cabe duda de que la digitalización ha transformado para bien la vida diaria de las personas. Nos viene facilitando el acceso a información y a servicios; nos ahorra tiempo y costos; nos ayuda a comunicarnos más fácilmente y a automatizar tareas. La digitalización también hace posible que nuestras empresas lleguen a nuevos mercados y que se generen nuevas opciones laborales y de ingresos. La digitalización lleva décadas impulsando la innovación y creando nuevos modelos y oportunidades de negocios.
Pero esta transformación también ha venido con cambios importantes en cuanto a los riesgos de los que debemos cuidarnos. La seguridad ya no se trata solo de candados o alarmas: ahora se trata también de procesos y herramientas digitales para proteger las redes, sistemas y programas digitales. En esencia, la ciberseguridad se trata de defender la información contra el acceso indebido, el robo o la adulteración.
La gran mayoría de personas no lo ve en su día a día, pero la ciberseguridad implica un despliegue impresionante de innovación tecnológica para cuidar celosamente la información del público. Existen técnicas muy avanzadas para la protección de datos, y equipos humanos especialistas dedicados a ello.
La industria de pagos, y en general todo el sector financiero, es una de las que más énfasis pone en la ciberseguridad, pues tiene el mandato de proteger cuidadosamente el dinero y la información de las personas.
Las soluciones deben contar con una tecnología muy potente para garantizar la seguridad en cada una de las transacciones realizadas. A la vez, las herramientas y soluciones de pago deben ofrecer una usabilidad cómoda y rápida para una buena experiencia del usuario. La innovación tecnológica está orientada a ofrecer este paquete: pagos muy seguros y, a la vez, muy rápidos, prácticos y sencillos para el usuario.
Para este fin se utilizan varias tecnologías, que se suelen combinar para ofrecer múltiples capas de seguridad. La inteligencia artificial, por ejemplo, puede analizar rápidamente patrones de transacciones para detectar comportamientos sospechosos y prevenir fraudes en tiempo real. Puede mejorar la precisión en la detección de ataques reales, anticipar amenazas, entre otros.
También hay nuevos modelos de operación. La tokenización, por ejemplo, consiste en transformar datos sensibles, como números de tarjetas, en tokens únicos que no pueden ser usados fuera del entorno seguro en el que se crearon. Esto genera una protección muy potente de la información de tarjetas de débito o crédito.
Los cifrados protegen los datos transmitidos entre el usuario y los proveedores de servicios de pago a comercios, con algoritmos que mantienen la información segura y protegida. Durante la última década, se ha usado cada vez más la biometría, que utiliza características físicas únicas, como las huellas dactilares, el reconocimiento facial, el escaneo de iris, para autenticar a los usuarios y mantener seguras las transacciones.
La ciberseguridad es una disciplina en constante evolución, que debe anticiparse a los nuevos riesgos mediante la innovación tecnológica. Requiere analizar la tendencias globales y regionales con tecnología no intrusiva, es decir, transparente para el usuario. Luego se usa esta información localmente. Por esto hoy ya es posible realizar una compra digital totalmente segura sin la necesidad de introducir manualmente datos de tarjetas y contraseñas, mediante el uso de tecnologías de interfaz de usuario (billeteras digitales), en conjunto con procesos de tokenización con autenticación y biometría. Esto brinda una mejor experiencia en las transacciones, y es parte de la evolución de la tecnología orientada a hacerle la vida más segura y simple a las personas.
Si bien estas tecnologías son clave en la industria, la primera línea de defensa es el usuario. Debemos tener cuidado en realizar compras en sitios seguros: debemos entrar a webs oficiales de sitios confiables, y verificar que visualizamos un candado al lado de la URL en el navegador, lo que indica que la conexión es segura.
También debemos tener cuidado con los ataques de ingeniería social, que son engaños usados por ciberdelincuentes para que las personas les den información importante sin darse cuenta. Pueden consistir en correos electrónicos o mensajes que parecen ser de fuentes legítimas, pero no lo son, y están diseñados para engañar a las personas y que revelen información personal, como contraseñas o números de tarjetas de crédito. En este caso es importante que no demos click a links sospechosos para evitar este tipo de fraude.
Con todo ello, es importante recordar que las compañías de tecnologías de pagos cuentan con equipos especialistas que trabajan día a día para estar varios pasos adelante. La industria de pagos seguirá avanzando para, además de seguridad, ofrecer cada vez más valor al público.